miércoles, 17 de junio de 2015
DOLORES J TORRES
Nació en Cuenca en 1897. Hija de María Teolinda Andrade Palacios, señorita romántica, de raza blanca y familias conocidas pero pobres, que amó mucho y después se desengañó de los hombres, fincando todos sus anhelos en sus dos hijos. Fue su padre el canónigo Hurtado, notable personaje porque fue un excelente lector y pasaba por sujeto intelectualizado, además fue por varios años Rector del Colegio “Benigno Malo” de escasos siete años entró a la Escuela Central de las Hermanas de la Caridad.
En 1948 recibió el Premio Educación Nacional que le confirió el presidente Galo Plaza.
Dolores Josefina Torres fue una dulce y abnegada madre para las millares de alumnas que educó, casi todas hijas del pueblo y muchas hijas de madres viudas y pobres, con quienes en ocasiones compartió su sueldo de hambre y hasta mendigó en la ciudad para sus uniformes, para el material escolar que les faltaba, sobretodo para el trajecito blanco de la Primera Comunión. "Para mis niñas, para mis hijas" decía cuando pedía y así sus angelitos andrajosos podían presentarse el gran día.
No fue una maestra rural como Gabriela Mistral, ni tuvo su hermosísimo estilo poético, pero amó a la niñez con igual intensidad y fue una escuela pobre la suya y esencialmente democrática, a cuya existencia está ligada buena parte de la historia de la mujer cuencana por la educación y la virtud. Y como tuvo la suerte de ver cumplido su ideal verdaderamente apostólico, está considerada una de las más ilustres personalidades del Azuay y del Ecuador del siglo XX.
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